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SANTÍSIMO CRISTO DE LA VERA+CRUZ
(ALCALDE DE HONOR PERPETUO DE LA VILLA DE BENACAZÓN)

El Santísimo Cristo de la Vera+Cruz es el titular más antiguo de nuestra Hermandad y una de las devociones más arraigadas en el pueblo de Benacazón. La Venerada Imagen, de tamaño natural, data de mediados del siglo XVI y es obra anónima, aunque distintos estudios la relacionan con el círculo de Gaspar del Águila, escultor castellano activo en Sevilla en aquella época. Su estilo refleja la transición del Gótico final hacia el Renacimiento, conservando elementos de ambas corrientes. De hecho, las reminiscencias góticas son claramente visibles en detalles como la disposición del cabello natural y el uso de enagüillas o faldellín, rasgo poco habitual en la imaginería sevillana posterior.

La técnica empleada en su ejecución es la tradicional de la escuela castellana: telas de lino encoladas sobre un soporte de madera, lo que confiere a la talla una notable ligereza. Esta circunstancia ha llevado a la prestigiosa historiadora Dña. Silvia María Pérez González a indicar que la imagen pudo ser portada en sus orígenes por un sacerdote en procesiones penitenciales primitivas.

Uno de los aspectos más singulares de esta talla es su mascarilla facial, que, según expertos, podría haber sido modelada sobre la impronta de un cadáver real, realizada en pasta de madera. Esta técnica, propia de la escuela castellana, confiere al rostro un realismo impactante, reforzado por el angulotamiento acusado de manos, pies y nariz, rasgos que evocan con crudeza la agonía y la muerte por crucifixión. La abundancia de sangre, los regueros que surcan el torso y las extremidades, completan este desgarrador retrato de la Pasión, tan del gusto de las corrientes devocionales castellanas del siglo XVI.

Es importante señalar que, en sus orígenes, el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz no fue concebido para el culto procesional en la calle, sino para estar expuesto en la pared, aspecto que se puede observar sobre todo en la espalda. Sin embargo, la evolución de la piedad popular y de las costumbres cofrades motivaron sucesivas adaptaciones para su salida procesional, que alteraron progresivamente su aspecto primitivo.

Desde entonces, la imagen ha experimentado diversas modificaciones: el cabello, en un principio pintado de negro sobre la cabeza y sin tallar, fue sustituido por una peluca de tirabuzones a principios del siglo XX; el sudario ha variado de forma y volumen en función de los cambios estéticos de cada época; la cruz pasó de ser un simple soporte a una rica estructura decorada con velo y rosal natural. Durante décadas procesionó con estos añadidos que, si bien respondían a la sensibilidad artística de su tiempo, se alejaban de la esencia original de la obra.

En el año 1973, bajo la dirección de Eslava Rubio, la imagen fue sometida a una importante restauración que buscó devolverle parte de su sobriedad primitiva: se eliminó el velo de la cruz, desapareció el rosal, la peluca de tirabuzones se sustituyó por otra de cabello liso, dejando visible parte del pelo tallado, y se oscureció el tono de la policromía para unificar las zonas intervenidas. Sin embargo, algunos problemas surgieron de esta actuación, como la desproporción de las enagüillas con respecto al nuevo sudario tallado, que había sido ensanchado.

Pero sin duda, la restauración más decisiva fue la llevada a cabo en 1996 por Juan Abad Gutiérrez y Silvia Patricia Martínez García-Otero. Este proceso de intervención no sólo garantizó la estabilidad material de la imagen, sino que además devolvió al Santísimo Cristo de la Vera+Cruz su fisonomía original, eliminando añadidos y repintes que desfiguraban la impronta histórica y artística de la talla. Se cuidó especialmente la recuperación de la tonalidad clara que caracterizaba su policromía original, así como la restitución de sus volúmenes primitivos, devolviendo a la imagen la profundidad y el realismo propios de su concepción artística. Los restauradores lograron devolver a la imagen un 96% de su estado original, devolviendo al pueblo de Benacazón la talla que veneraron sus antepasados.

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Tronaba la tempestad
en la oscura madrugada
y un Capitán marinero
arrodillado rezaba
¡Salva mi tripulación!
El marinero clamaba
a Jesús crucificado
que en una estampa llevaba
¡Cristo de la Vera+Cruz,
con tus enagüillas moradas!

La profunda devoción que el pueblo de Benacazón profesa al Santísimo Cristo de la Vera+Cruz hunde sus raíces en los propios orígenes de la Imagen. Desde tiempos remotos, esta veneración ha crecido de forma inseparable al devenir de la Hermandad, alimentada por antiguas leyendas, relatos de milagros y una tradición oral que ha sabido mantener viva la fe de generación en generación.

Esta fe se ha manifestado de forma constante y visible a lo largo del tiempo: en los numerosos azulejos que presiden fachadas de hogares, en las fotografías del Señor que ocupan un lugar preferente en zaguanes y estancias, y en los rezos silenciosos de tantos vecinos que depositan en su Cruz todas sus esperanzas. Es una devoción que acompaña al creyente desde la infancia y le sostiene hasta el final de sus días, quedando su imagen grabada incluso en las lápidas del cementerio, como expresión de fe y esperanza eterna.

Muestra evidente de este amor fue la emotiva bienvenida que recibió el Señor tras su restauración en Sevilla en el año 1996. Cientos de vecinos aguardaron con lágrimas y oraciones su regreso a la Capilla de la Calle Real, en una muestra conmovedora del amor y la fe inquebrantable que Benacazón deposita en a la Sagrada Imagen.

Esta devoción ha sido reconocida oficialmente por el Excmo. Ayuntamiento de Benacazón en dos ocasiones. La primera, el 20 de marzo de 2001, en Sesión Plenaria Extraordinaria, donde se acordó destacar el fervor popular, la fe, la devoción y el respeto que el pueblo de Benacazón profesa históricamente al crucificado. La segunda, tuvo lugar el 17 de marzo de 2011, cuando el Pleno del Ayuntamiento, en sesión extraordinaria, acordó conceder al Santísimo Cristo de la Vera+Cruz el título de Alcalde Perpetuo de la Villa de Benacazón, como muestra del profundo vínculo que une al pueblo con su Señor.

 

Estos reconocimientos no solo avalan la singularidad de esta devoción centenaria, sino que también reflejan cómo el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz ha trascendido lo puramente religioso para convertirse en un verdadero símbolo espiritual, cultural y emocional de Benacazón.

LA DEVOCIÓN DEL SEÑOR

¡Cristo de la Vera+Cruz!
Las olas Tú dominaste
y a tu Capilla he de ir
y unas potencias llevarte
Serán de plata labrada,
de la más fina pureza
que coronen para siempre
esa divina cabeza
Quiero que sepa la gente
en los siglos venideros
que las potencias de plata
te las regaló el marinero

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El Santísimo Cristo de la Vera+Cruz realiza su Estación de Penitencia cada Jueves Santo sobre un paso de gran valor artístico e histórico, portado por una cuadrilla de treinta costaleros. Esta obra fue adquirida en el año 1965 a la Hermandad de la Santa Vera+Cruz de Sevilla.

El paso, tallado en madera de caoba, fue diseñado y ejecutado en el año 1954 por el insigne imaginero y tallista Antonio Castillo Lastrucci, una de las figuras fundamentales de la imaginería sacra sevillana del siglo XX. El conjunto escultórico que adorna la canastilla está compuesto por catorce cartelas que representan las distintas estaciones del Vía-Crucis, enriqueciendo el conjunto con un fuerte contenido catequético y simbólico.

Presidiendo las esquinas de la canastilla se sitúan las imágenes de los cuatro grandes defensores históricos de la Santa Vera+Cruz:

  • San Francisco de Asís, Padre de los franciscanos, fundadores de las Cofradías de la Vera+Cruz.

  • Santa Elena, descubridora del Santo Madero en Jerusalén.

  • El Papa Paulo III, quien reconoció y benefició a la Hermandad de la Vera+Cruz de Sevilla.

  • El emperador Constantino, bajo cuyo reinado se produjeron los hechos que propiciaron el hallazgo de la Santa Cruz.
     

Completan la iconografía del paso las cuatro parejas de ángeles pasionarios, situadas en las esquinas y portadoras de los hachones, que refuerzan la simbología de la Pasión de Cristo presente en toda la obra.

En el año 1985, Julián Fernández incorporó los respiraderos de estilo neogótico, junto con las maniguetas. Asimismo, la imaginería del conjunto fue sometida a una profunda labor de restauración y policromía a cargo del maestro Manuel Escamilla, quien devolvió a las figuras su esplendor original. Un año más tarde, en 1986, todo el conjunto fue barnizado, realzando así el brillo natural de la noble madera de caoba y protegiendo la obra para su conservación futura.

Este paso procesional constituye una de las joyas patrimoniales de la Hermandad de la Vera+Cruz. Su origen sevillano, su autoría firmada por Castillo Lastrucci, y la calidad artística de cada uno de sus elementos lo convierten en una pieza única en nuestra Semana Santa.

PASO PROCESIONAL

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644 58 22 56 / 654 01 53 76
955 418 345

 

C/ Real, 4, Benacazón 

C.P. 41805 (Sevilla)

 

hermandadveracruzbenacazon@gmail.com

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